El ingenio y la osadía de los pillos traspasa límites. Asaltaban un laboratorio cuando llegó un paciente a hacerse unos exámenes y lo que hizo uno de los cacos fue atenderlo y despacharlo inmediatamente.
El caso ocurrió en el laboratorio Rapilab, de la 29 y callejón Parra.
En la denuncia que presentó la perjudicada, FannyYanqui, manifiesta que a eso de las 10:00 estaba en su lugar de trabajo cuando ingresó al laboratorio un hombre bajo de estatura, delgado, trigueño y de aproximadamente 25 años. El cabello lo lucía corto, al estilo militar, andaba bien vestido y supuestamente estaba interesado en hacerse un examen de biometría y otro de VIH.
En el mismo momento ingresó un segundo sujeto grueso, trigueño, quien trataba de no dejarse ver el rostro y cargaba un cartón.
Una vez que se unieron, el primero sacó a relucir un arma de fuego y bajo insultos y amenazas sometió a la víctima y la escondió en la parte posterior del local. Allí la amarró con cinta adhesiva de pies y manos. También la amordazó.
Luego el segundo hampón tomó una maleta de marca, un microscopio binocular de origen alemán, valorado en 1.200 dólares. Además se apropió de una computadora de escritorio, dos glucómetros, una carpeta con documentos del Ministerio de Salud Pública, del Ambiente y del Municipio de Guayaquil.
También se llevaron dinero de la caja y desvalijaron a la víctima de sus pertenencias.
Después la encerraron en el baño y se marcharon.
“Debo indicar que durante el robo llegó un paciente, a quien el segundo hombre lo atendió. Luego de unos minutos salí y me desaté los pies con una tijera y una persona de la calle me ayudó a desatarme las manos”, explicó la afectada.