El feriado se tiñó de sangre con el asesinato de un hombre y una mujer embarazada dentro de un centro de diversión que se encontraba clausurado desde mediados de julio.
El hecho ocurrió en la zona rosa de Quito, a dos cuadras de la Plaza Foch, en las calles Mariscal Foch y Diego de Almagro, dentro del establecimiento denominado SQF Café-Rumba.
A las 07:00 de ayer, dos agentes del destacamento La Mariscal custodiaban afuera del inmueble. A simple vista cualquiera diría que allí nada pasó, pues en la vereda o en el suelo no se veía ni una gota de sangre, tampoco casquillos de balas o alguna marca que dé indicios del doble homicidio.
La escena de muerte estaba a unos cinco metros debajo de la superficie. Había que descender numerosas escaleras para llegar a la discoteca. La fachada, color rojo pasión, no tenía más de dos metros de largo. Las fiestas se desarrollaban prácticamente en un cuarto subterráneo. A ese sitio muchos lo conocen como el “Hueco”, precisamente por su ubicación.
Las circunstancias del acontecimiento aún no están claras. “Los mataron cerca del baño”, dijo uno de los uniformados.
Un agente de la Policía, quien pidió no revelar su identidad, señaló que, al parecer, en el lugar se desarrollaba una fiesta clandestina con no más de veinte personas. Había pocas mesas y unas cuantas botellas de licor.
El cadáver de la muchacha, identificada como Yajaira Martínez, de 21 años, yacía tendido a un costado de los servicios sanitarios con un impacto de bala que le llegó justo en el pecho.
A escasos metros de distancia se encontraba el cuerpo de Jonathan Alexander Saa, de 22 años y colombiano. A él lo acribillaron con tres tiros: uno en el hombro, otro en el cuello y el último le atravesó el dedo índice de la mano derecha.
LO CONFUNdIERON CON UN PILLO
La Policía se enteró del hecho de forma repentina. Un patrullero rondaba las calles de “La Zona” a eso de las 04:00 verificando que todo esté en orden.
Cuando estaban cerca del bar vieron a un sujeto cuando intentaba trepar el muro del establecimiento, pensaron que era un pillo que trataba de entrar a robar, así que lo detuvieron. El joven estaba agitado. Quería ingresar al local a como diera lugar.
Fue ahí cuando les explicó que minutos antes recibió una llamada de su primo indicándole que a su novia, Yajaira, la mataron.
Los oficiales abrieron la puerta y bajaron rápidamente para constatar la denuncia. Dentro del bar no había nadie más que los dos cuerpos ensangrentados en el piso, las botellas de alcohol y varios casquillos de balas. Descubrieron que la chica estaba embarazada. Con la autopsia se espera determinar el tiempo exacto de gestación.
Por las condiciones como estaba la escena del crimen, las primeras hipótesis que surgen entre las autoridades es que posiblemente el blanco de los disparos era el colombiano y como la muchacha estaba cerca fue alcanzada por uno de los proyectiles. Es decir que a ella probablemente la mató una bala perdida.
Sin embargo, nada está dicho. De momento no existen detenidos. Los responsables del establecimiento no aparecen. Tampoco los asistentes a la fiesta. No se sabe con certeza si fue una o más personas los autores materiales del homicidio.
Se desconoce lo que ocurrió antes de la balacera. La identidad del novio de Yajaira se mantiene en reserva.
Según los gendarmes, el sitio ha sido clausurado varias ocasiones. La última, en julio pasado, fue efectuada por la Intendencia de Policía de Pichincha, en medio de una redada a establecimientos que funcionaban ilícitamente. Sobre la puerta de ingreso permanecía el sello color verde con el rótulo de “clausurado”.
El lugar fue cercado con cintas amarillas de la institución. Dos oficiales se mantendrán vigilantes.