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A las 16:00 de ayer, después de la misa en la iglesia de San Antonio de Padua, en Balao, fue sepultado el niño, de 8 años, que apareció muerto en la orilla del río del mismo nombre del cantón.
Según el protocolo de autopsia, el menor de edad falleció por asfixia por sofocación y obstrucción de las vías respiratorias.
La población de Balao sigue indignada por la noticia conocida la mañana del domingo y amenaza con “hacer justicia con su propia mano si la ley no sanciona al culpable que está detenido”.
A las 21:00 del domingo finalizó la audiencia de formulación de cargos en el Juzgado Décimo Séptimo de Garantías Penales del Guayas, con sede en Naranjal, en contra de Emilio Édison López Coronel.
Al principio, el implicado dijo a los familiares que no conocía al niño, pero horas después apareció un testigo que supuestamente lo vio a las 19:00 del sábado en el parque de la ciudad conversando con el pequeño.
Esta confesión se la hizo a un uniformado del circuito policial de Balao y luego la repitió en la audiencia.
En esa diligencia actuó la fiscal del cantón Balao, Diana María Roldán, quien realizó el levantamiento del cadáver, y por lo expuesto, el juez temporal encargado, Jorge Villagrán Rodríguez, ordenó la prisión preventiva.
“Se aplicó el artículo 450 del Código Pena por la causa de asesinato. Hay un testigo que vio al sospechoso junto al menor de edad, que en primera instancia negó conocerlo ante una multitud. La fiscal y la Policía Judicial deberán abonar más pruebas”, dijo el juez.
López Coronel aseveró que sintió miedo ante la turba que lo amenazaba, pero frente al testigo que lo delató dijo “es verdad que saludé en el parque con el niño, como se saluda a cualquier amigo, luego no sé a dónde habrá ido”.
Emilio Édison López Coronel es milagreño, tiene 47 años y trabaja como guardia en las dependencias de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) de Balao.