Ocho años de reclusión menor y el pago de 50 mil dólares de indemnización es la sentencia emitida por el Tribunal Sexto de Garantías Penales contra el expolicía Hernán Salazar, condenado por disparar contra el estudiante Édison Cosíos.
Para Manuel Cosíos, padre del muchacho que permanece en estado vegetativo, la pena establecida por el tribunal es justa, sin embargo dice que los años de cárcel que Salazar permanezca en prisión no devolverán a la vida a su hijo.
“Desde el principio tuvimos las pruebas suficientes contra el teniente”, señaló el padre de la víctima.
El señor Cosíos teme que Salazar abandone el país para no cumplir con la sentencia, debido a que cuando se lo relacionó con los hechos partió al exterior y regresó tras ser encontrado por miembros del orden.
Christian Molina, abogado de la familia, indicó que el condenado aún no puede ser recluido, ya que primero se deben agotar todas las instancias legales.
Al respecto, Xavier Mejía, defensor del acusado, confirmó que apelará la decisión del tribunal, mientras que Salazar insistió en su inocencia y manifestó que continuará con el proceso.
De su lado, Henry Estrada, fiscal a cargo del caso, mostró su inconformidad con el tiempo de reclusión, pues asegura que la pena no es proporcional al daño causado al chico de 18 años.
Estrada apelará para que se aumente el tiempo de reclusión. Molina, por su parte, hará lo propio y reiteró que las pruebas contra el expolicía son contundentes. (VS)
Las pruebas
Édison Cosíos fue impactado en la cabeza con una bomba lacrimógena durante las manifestaciones estudiantiles protagonizadas por alumnos del Instituto Nacional Mejía, el pasado 15 de septiembre del 2011, en rechazo al bachillerato unificado.
Una serie de fotografías y testimonios de policías que participaron en el operativo de aquel día fueron decisivas para que el Tribunal Sexto encontrara culpable al teniente Hernán Salazar.
Una de las pruebas más fuertes de parte de la acusación es una fotografía en la que se observa a un policía uniformado dentro del colegio, portando una rifle Truflay (lanzabombas), el agente en cuestión tiene una cicatriz a la altura del codo izquierdo que coincidía con una huella similar que tiene Salazar en el mismo brazo.
A raíz del impacto, Édison Cosíos perdió el 80 por ciento del cerebro. El Ministerio de Salud asume todos los gastos médicos para sus cuidados.