Una mujer fue ahorcada, ultrajada sexualmente, y encontrada en la puerta de la casa, una humilde vivienda de bloques sin pintar, en el cantón La Concordia.
La mujer, de 21 años, vivía con su hija de apenas ocho meses de nacida. La mañana de ayer, la bebé lloró incesantemente y logró llamar la atención de los vecinos, entre ellos una señora, quien se acercó a golpear la puerta de la humilde vivienda para ver si podía ayudar a la joven madre.
“¡Veci, veci”, repitió por varias ocasiones. “La niña parecía que se quedaba sin respiración de tanto llorar, entonces empujé la puerta y me topé con el cadáver en el piso”, relató.
“¡Auxilio!”, gritó la moradora, quien casi se cae por la perturbadora imagen que vio. Enseguida, la gente se apoderó de la calle, pensando que el causante podría estar cerca. Lo buscaron por todo el barrio Emanuel, donde ocurrió la tragedia, pero fue inútil. “Si lo encontramos lo quemamos”, gritó un hombre lleno de coraje por el repudiable hecho.
A las 10:00, la Unidad de Criminalística de Santo Domingo llegó al sitio con la Policía Judicial de La Concordia.
Para los lugareños era nuevo ver el carro de medicina legal. “El lugar es considerado tranquilo y aunque algún vecino deje la puerta abierta no pasa nada”, aseguraron los presentes.
A puerta cerrada se realizó el levantamiento del cadáver. Por una hendija salía la luz del flash de las cámaras de los agentes que fotografiaban la escena del crimen.
Afuera nadie se movió, el barrio estaba paralizado, no querían que se lleven el cuerpo de la mujer, pero, pese a la negativa, los agentes se acercaron a los lugareños y les explicaron que era necesario trasladar a la fallecida a la morgue para practicarle la autopsia y determinar la verdadera causa de su muerte.
“TENÍA HUELLAS DE ABUSO”
Se conoció que la bella chica de piel canela y cabello negro tenía huellas en el cuello “como si la hubieran ahorcado”. Además, habría indicios de que posiblemente fue abusada sexualmente. Sin embargo, ella no tenía heridas visibles producidas por arma blanca o de fuego.
En la casa todo estaba en su lugar, no robaron nada, inclusive ni la puerta tenía signos de violencia.
La víctima fue identificada como María Fernanda Taipe Alcívar, nacida en Quito el 1 de octubre de 1991.