La presencia de un ciudadano que se identificó como cristiano evangélico se transformó en un “ángel” para un motociclista que yacía tendido sobre la acera, en aparente agonía, por las graves lesiones tras sufrir un accidente de tránsito.
Pablo Jiménez, de unos 22 años, viajaba como acompañante en una moto de placa HP452P, por la calle 29, en sentido hacia el norte. Alrededor de las 03:30 llegaron a la intersección con la calle L, frente al Batallón del Suburbio, y “un auto negro les cerró el paso y los tumbó contra la vereda”, expresó el vigilante Carlos Campuzano.
El carro negro continuó su marcha, el conductor de la moto abandonó el lugar, pero Jiménez corrió con suerte distinta. El impacto le provocó graves heridas que afectaron parte del rostro y cráneo. Permaneció inmóvil causando preocupación entre los curiosos que se acercaron para tratar de auxiliarlo.
“No te dejes dormir mi pana, manténte despierto” le gritó un ciudadano que lo vio caído y sin moverse. Entre ellos apareció un taxista con formación evangélica, quien se bajó de su auto, se arrodilló junto al cuerpo, lo tomó por la cabeza y empezó a orar por su alma.
Las palabras que salían desde sus labios fueron alentadoras que la víctima dio señales de vida en cuestión de minutos. El ciudadano no dejaba de orar, continuó pronunciando palabras en silencio hasta que Pablo Jiménez empezó a tomar fuerzas y se levantó.
El herido alzó la cabeza tratando de observar a quién le dedicaba sus plegarias. Lo miró a los ojos como señal de agradecimiento por su noble acción, aunque la debilidad del cuerpo le impidió decir algo hasta que llegó la ambulancia.
Los paramédicos lo llevaron hasta una casa de salud, mientras que el buen samaritano retornó a su vehículo para continuar trasladando pasajeros.