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¡Una “mordida” a la campaña de Guillermo Lasso!

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A Guillermo Lasso lo caracteriza su sonrisa, al parecer, nunca la pierde. Camina con pasos firmes, siempre observando a su alrededor y tratando de saludar con quienes se encuentren entorno a él.
Para la gente no es difícil reconocerlo. Y es que su publicidad acerca de la creación del banco del barrio y la promoción de su libro Otro Ecuador es posible quedaron grabadas en la mente del pueblo.
Pero Lasso también es distinguido por su trayectoria en la banca y otros cargos administrativos públicos y privados. Entre los roles más importantes que desempeñó están el de presidente ejecutivo del Banco de Guayaquil, gobernador del Guayas y superministro de Economía durante el gobierno de Jamil Mahuad.
En el período del expresidente Lucio Gutiérrez fue asesor económico y embajador itinerante. Actualmente, Lasso es candidato a la Presidencia de la República por el movimiento Creando Oportunidades (CREO).
Por ahora, eso es lo que la mayoría de los ecuatorianos sabe de él, pero ¿quién es en realidad Guillermo Lasso?
Un equipo de Diario EXTRA acompañó al candidato en parte de su recorrido por la terminal terrestre Jaime Roldós Aguilera, de Guayaquil, para conocer un poco más de él.  
El exbanquero se considera un verdadero “guayaco”. Nació el 16 de noviembre de 1955, tiene 57 años, aunque no parezca; su padre, Enrique Lasso, era quiteño, mientras que su madre, Nora Mendoza, era oriunda de Portoviejo.
Guillermo Alberto Santiago Lasso Mendoza son sus nombres completos. El candidato trabaja duro en su campaña y para lograr una entrevista con él fue necesario seguirlo y “robarle” unos minutos que estaban destinados a recorrido.
Uno de sus asistentes comentó que labora de 06:00 a 19:00 todos los días, sin contar con las actividades extraordinarias que le aparecen de repente.
El empresario fue  espontáneo, no le importó tener al reportero gráfico de EXTRA, Jorge Quimí, que lo “acosaba” en cada actividad que hacía. Lasso llegó a pie hasta una de las puertas de la terminal y, acompañado por algunos seguidores, conversó y se abrazó con quienes se le acercaban.
Luego recorrió uno a uno los locales e islas comerciales del lugar. Quienes estaban en el sitio se sorprendieron cuando Guillermo Lasso les contó que fue el creador de esa obra.
Además, recordó que desde el 2002 hasta el 2007 fue presidente de la fundación municipal Terminal Terrestre, encargada de la reconstrucción del sitio. Hoy, según Lasso,  la edificación recibe hasta 42 millones de usuarios al año.
El precandidato se adentró en su propia creación. Llegó hasta el patio de comidas y, con solo su presencia, causó sorpresa a quienes degustaban el almuerzo, eran cerca de las 12:00, y de observar tanta comida, hasta a él se le hizo “agua” la boca.
Entre los presentes hubo gente que sonrió y se levantó para tomarse fotos con él, pero también quienes se amargaron al verlo eran pocos, y eso no lo afectó.  
Y como lo mencionamos anteriormente, el fotógrafo de este diario lo tenía “acorralado”. Lasso aprovechó para “pegarse” un sánduche de chancho y -cuando se aprestaba a darle el primer mordisco- apareció Quimí inmortalizó ese momento con su cámara.
A Guillermo Lasso no le importó. Aseguró que empezó su vida en una familia de clase media y a los quince años consiguió su primer trabajo, de medio tiempo, para pagar sus estudios por la mañana y aportar con los gastos de su casa.
Los padres de Lasso tuvieron once hijos, él fue el último, comentó durante su recorrido. Después, con la “barriga llena”, siguió visitando los locales de la terminal terrestre.
Al llegar al pasillo que lleva a los andenes de buses de servicio urbano decidió desviarse y salir del área comercial del edificio.
Lasso cruzó la puerta, se detuvo y observó lentamente a su alrededor. Quienes lo miraban pensaron que le sucedía algo, pero luego volvió en sí y caminó hacia la banca donde María Paz, una comerciante de caramelos, descansaba sentada con una pequeña caja de madera.
El precandidato presidencial conversó con ella. Le dijo que verla le recordaba que también se esforzó para llegar a ser quien es. “Comencé sin un centavo en el bolsillo”, repetía Lasso.
La mujer, de 54 años, trató de contener las lágrimas cuando contó que es el sustento de su hogar, tiene cinco hijos, al igual que Guillermo Lasso. La fémina simpatizó con el exbanquero, rápidamente le volvió la sonrisa al rostro, tanto así que llamó a sus amigas para que se sienten junto a ella.
Carlos Yagual, oriundo de Santa Elena, se abalanzó a Lasso apenas lo vio. “Quiero que nos visite. Sé que usted será nuestro presidente. Esperamos que no nos falle”, exclamó el ciudadano.
Lasso le respondió que en los próximos días visitaría el lugar. Mientras avanzaba el recorrido, más eran las personas que se acercaban a él. Causó sensación, parecía un artista de cine, a quienes muchos le pedían una foto junto a ellos.
El empresario llevaba unos zapatos de cuero color café. En una de las veredas anexas a los andenes estaban los betuneros. Al llegar al puesto número 6, de Juan Sosa, preguntó: ¿me lustra los zapatos? El hombre respondió: pues claro.
Lasso, como buen “guayaco”, pidió un ejemplar de Diario EXTRA y se sentó. Mientras el betunero hacía su labor, él leía.
El sonido de los buses no lo disturbaban, pero eso lo llevó a hacer una pausa en su lectura y recordar que en su adolescencia siempre se embarcaba en la línea número 2 para pasear.
Entre risas relató que “daba la vuelta entera. Ese era mi viaje ideal. Iba contento observando todo lo que había alrededor hasta que llegaba nuevamente a mi casa, en el barrio Orellana”.
Ver a Guillermo Lasso contar sus anécdotas era como observar a un niño narrando las cosas que más le gustan. Sus ojos brillaban como los de un joven enamorado y su sonrisa nunca se extinguió durante el recorrido de su campaña.

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