La Joaquina es el punto lúgubre de la vía a Píllaro. Las cruces que se observan en el kilómetro 10 contienen la tristeza de los deudos por las víctimas de los accidentes fatales ocurridos en la zona, pero también tejen la leyenda de una mujer que se suicidó por la traición de un chofer.
En esta “culebrera” carretera que comunica entre Ambato y Píllaro, donde el miércoles 26 de diciembre murieron otras 13 personas y 37 quedaron heridas, muchos conocen la historia de Joaquina, una hermosa mujer cuyo marido, un chofer, la habría traicionado. Ella al descubrir la ofensa corrió y se lanzó al precipicio.
Años después, el espíritu de ella supuestamente se le aparecía a los conductores traicioneros que circulaban por ese sector de la vía a Píllaro y por ello lo habrían denominado con el nombre de la difunta, “La Joaquina”.
Hipólito Ronquillo, periodista ambateño y conocedor de las leyendas urbanas, relató sobre la historia tenebrosa.
La Joaquina era una mujer muy bella que se enamoró de un mal hombre. Según la leyenda, al parecer era un chofer muy mujeriego.
Al descubrir la infidelidad de su cónyuge, ella no pudo soportar la traición y decidió poner fin a su existencia. La mujer decepcionada caminó por el sendero que había en aquella época y se lanzó al precipicio.
El cuerpo de la señora fue encontrado días después donde ahora se ha construido el santuario de La Virgen, en la vía Culapachán-Píllaro. (YIE)
ATRAE A LA MUERTE A CONDUCTORES
Meses posteriores a este acontecimiento, en los años 60, empezaron a ver a una linda mujer vestida de negro que deambulaba cerca del lugar del suicidio.
En esas épocas, para desplazarse hasta Ambato, los pillareños transitaban por un sendero o chaquiñán y con la utilización de caballos, mulas y asnos, según relató Ronquillo.
En aquella curva peligrosa, a los viajeros nocturnos y quienes andaban de “picaflor” se les aparecía la hermosa mujer vestida de negro. Los hombres embelesados la invitaban a que se subiera a la parte posterior de la montura del caballo. En el trayecto le hacían conversación, pero la mujer no respondía y cuando la regresaban a mirar se encontraban con una calavera que de los ojos irradiaba fulgurante luz. Las manos eran huesos. Lo demás cubría el vestido negro. Los galanes perdían la cordura al ver el espectro.
PUNTO PELIGROSO
La vía asfaltada se construyó hace 70 años, contó Rosario Tenelema, habitante de Píllaro. La mujer ha escuchado sobre la leyenda, pero piensa que los accidentes en ese punto de la carretera ocurren por la imprudencia de los conductores.
Hace más de una década, en el punto La Joaquina, un bus con policías se fue al abismo. Más de 10 uniformados murieron y otros quedaron heridos. En el trayecto se observan las cruces y la leyenda en honor a los “Caballeros de la paz”.
Hay quienes afirman que cuando empezaron a circular vehículos a Píllaro no dejó de aparecer “La Joaquina”, pero en cambio los más crédulos dicen que han visto las sombras de personas en el lugar. “Mi papá contaba que los policías se aparecían para tocar sus instrumentos. Eran músicos los que murieron. Además, que siempre veían bultos en el sector La Joaquina”, dijo Marco Castillo, de 55 años.
Por coincidencia, en este tramo de la vía se han producido varios accidentes de tránsito con víctimas fatales. El último ocurrió el 26 de diciembre y los familiares de los deudos piden mayor control en la peligrosa vía.
Casualidad o no que la leyenda tenga que ver con los percances, en el sitio se requiere mayor señalización.
Antiguo poblado
Santiago de Píllaro es uno de los sitios más antiguos de la provincia de Tungurahua con 160 años de cantonización. Se encuentra al noreste, a 12 kilómetros de la ciudad de Ambato.
Su nombre quichua traducido al español significa Altar de Dios. Otros autores atribuyen su apelativo al cacique Athi Pillahuaso, señor de las tierras comprendidas entre Patate y Salcedo. De la unión de una hija de esta cacique con Huayna Cápac habría nacido Rumiñahui, en Píllaro.