Entre besos y abrazos de las vendedoras de comida del Mercado Central, Mónica Gordón, candidata a asambleísta por la zona sur de Quito del Movimiento Avanza, esta lista para degustar una deliciosa corvina frita acompañada de papas, su plato preferido.
“Las corvinas con papas de Don Jimmy son muy deliciosas, frecuentemente vengo a comer este platillo, la gente me conoce por aquí, es imposible privarse de esto”, dijo la mujer, mientras pedía el manjar que lo acompaña con un batido de alfalfa, naranjilla y dos huevos, todo perfecto como para empezar bien el día.
Pese a pertenecer a una familia adinerada, la mujer no pierde su sencillez y sin escrúpulos saborea cada cucharada mientras confiesa que el dinero no es todo en la vida.
“El dinero es necesario, pero no te compra la felicidad, en mi vida he aprendido que hay cosas más importantes. Mi felicidad son mis hijos Diego y Doménica, quienes con una sonrisa me hacen la mujer más feliz, eso no lo puede comprar el dinero”, manifestó Gordón.
Sencilla, humilde, trabajadora y luchadora, Mónica comenta que en sus proyectos nunca estuvo vincularse a la política, pero por cosas del destino y con el deseo de ayudar a la gente decidió vincularse a este movimiento.
SU PADRE UN GRAN EJEMPLO
De niña nunca tuvo problemas económicos gracias al esfuerzo de su padre Ramiro Gordón, un hombre luchador que no escatimó esfuerzo alguno para dar lo mejor a sus cinco hijos.
“Mi padre es todo en mi vida, es mi ejemplo, gracias a él soy lo que soy, más que darme la educación académica me dio una buena educación de valores. El ejemplo de mi padre es lo que llena mi vida, él progresó de la nada, fue muy pobre, no tenía absolutamente nada, pero por su humildad y lucha pudo formar una gran empresa familiar”, dijo Mónica. Su padre es su mejor amigo y el “manda más” de la empresa IMG metálicas Gordón.
“ERA ANIÑADA”
La instrucción primaria la realizó en el Colegio Francés y la secundaria en el colegio fiscal Concejo Provincial, del cual tiene buenos recuerdos.
“Yo vivía en una burbuja cuando estaba en la escuela, para mí los problemas no existían, cuando ingresé al colegio vi las cosas como realmente eran. Llegué como una aniñada, pero todo cambió cuando conocí a Ester Zurita, quien sufría de ataques epilépticos, al principio me asusté, pero luego yo fui quien la ayudaba cuando tenía esos ataques. Ahí vi que la vida es diferente, que hay que ser buena y apoyar a quienes lo necesitan”, comentó la candidata a asambleísta.
“MOTERA DE CORAZÓN”
Entre risas recuerda que le decían “motera”, ya que las chicas que estudiaban ahí eran hijas de mujeres que trabajaban en el mercado o en labores humildes, pero ese sobrenombre nunca le molestó.
“Lo de motera no me molesta, por el contrario lo soy de corazón”.
EL BÁSQUET, UNA PASIÓN
El básquet es una de sus pasiones. “De joven jugaba básquet y era muy buena, me gustaba ejecutar tiros de larga distancia, fui campeona en el colegio. En la actualidad juego cuando tengo un poco de tiempo, pero ese deporte lo llevo en mi ser”, añadió.
Llora al recordar a su tío
Uno de los momentos más triste en la vida de Mónica es la muerte de su tío abuelo.
“Lo más triste de mi vida fue la muerte de mi tío abuelo Fidel, quien murió por culpa de un cáncer.
Su muerte marcó a toda la familia, mi padre quedó destrozado, verlo llorar abrazado al ataúd me dolió mucho. Ver a mi padre, quien es un hombre fuerte, derrotado me dolió mucho”, recuerda consternada.
Para terminar la entrevista, Mónica deja en claro que ella es “una mujer sencilla, humilde, que viene del pueblo y quiero trabajar para el pueblo, con responsabilidad ayudando a quienes más lo necesitan”.
Aucas en el corazón
Ramiro Gordón es parte de la directiva de Aucas y el hombre que llegó con la “varita mágica” para salvar al equipo de la crisis económica y deportiva.
Don Ramiro es hincha a muerte de la escuadra amarilla y de ahí nació el amor que la candidata a asambleísta siente por el equipo más popular de la capital. Mónica Gordón es quien lleva las cuentas claras en el plantel “oriental”.
“Aucas es un equipo muy lindo, que se deja querer. Con Aucas se sufre, se llora y se siente alegrías intensas. Me acuerdo el partido que jugamos con el Clan juvenil, conseguimos la victoria, pero no se jugó bien, por eso yo fui al camerino y les hablé a los jugadores, estaba muy dolida por los comentarios que escuchaba de Aucas, por eso fui y les dije a los jugadores de todo para que recapaciten y jueguen con amor”, cuenta entre risas.