Lo que era solamente un llamado de atención por mal estacionamiento terminó en una batalla campal. Aproximadamente a las 22:00 del jueves se realizó una audiencia de flagrancia en contra de David V., Juan Carlos V. y Joel V.
Según la fiscal Blanca del Hierro, quien estaba de turno y tomó a su cargo la audiencia, pasado el mediodía del jueves, varios policías que realizaban controles en el sector de Chiriyacu, en las calles Corazón y Casitagua, se acercaron hasta los sujetos implicados para solicitarles que estacionaran bien sus vehículos, pues los tres estaban sobre la vereda.
La funcionaria mencionó que frente al llamado de atención de los gendarmes los implicados se mostraron agresivos y sin ninguna provocación de los policías los agredieron a punta de piedrazos.
Informó que los tres sujetos intentaron esconderse por lo que hicieron, pero los uniformados llamaron refuerzos y capturaron a los sospechosos.
Del Hierro señaló además que durante el traslado de los implicados a la Policía Judicial la patrulla fue interceptada por otros vehículos de familiares y fue entonces cuando los agentes se convirtieron en blanco de todo tipo de golpes.
Con este antecedente y basada en los testimonios de las víctimas, la fiscal decidió iniciar una instrucción fiscal en contra de los detenidos por el supuesto delito de rebelión.
Puñetes y patadas
Con golpes, moretones en el rostro y varias huellas de sangre en sus uniformes, los policías agredidos corroboraron la tesis de la funcionaria pública
La defensa de los detenidos explicó que si bien los gendarmes sí fueron golpeados y maltratados “todo fue como respuesta a su violenta actitud contra sus defendidos”.
Según David, él y sus hermanos estaban en una reunión de una compañía de GPS, ya que ellos requerían este servicio para sus taxis ejecutivos.
Fue entonces cuando, luego de dos horas de reunión, dieron diez minutos de receso y él y sus consanguíneos fueron hasta la tienda para comprar algunos víveres. Cuando estaban en ese sitio, varios compañeros les avisaron que otros colegas discutían con los agentes.
Entonces se acercaron para mirar lo que pasaba y se dieron cuenta de que los ánimos entre ambas partes se calentaron y que los policías supuestamente lanzaron gas lacrimógeno. Villarroel aseguró que todos salieron corriendo y se ocultaron en el lugar de la reunión para evitar el gas.
Luego de esto los uniformados comenzaron a golpear las puertas del sitio para sacar a los involucrados en la discusión.
“Vimos que llegaron más policías y nos sacaron del sitio diciendo que éramos los culpables”, expresó Villarroel en medio de su declaración.
Luego de la detención, los tres sujetos supuestamente fueron llevados hasta la UPC Pérez Pallares, donde, según Villarroel, fueron “golpeados y agredidos por varios policías”.
El implicado sostuvo que los carros ni siquiera estaban ahí y que los dejaron en sus domicilios.
“Nos dieron duro”
Uno de los gendarmes agredidos explicó que los tres implicados fueron los protagonistas de varias agresiones contra él y su compañero, “nos lanzaron piedras y palos y nos dieron puñetes”, manifestó.
Desmintió además haber pateado las puertas del inmueble para ingresar.
El uniformado explicó que le tuvieron que coger seis puntos en la cabeza por los golpes de sus agresores. Decisión Luego de que el juez Vigésimo Primero de Garantías Penales, Santiago Coba, analizara cada una de las versiones de los implicados decidió dictar medidas cautelares contra los tres implicados y acoger la petición de Fiscalía de inicio de instrucción fiscal.
Los hermanos deberán presentarse cada quince días y tienen prohibida la salida del país.