Tocaron la imagen del Cristo Negro que resaltaba en medio del altar de cartón, caña y madera y le imploraron que no se le lleven sus ‘reliquias’.
Así llaman Felícita Segura, de 65 años, y su hija Blanca Azucena Ponce, de 50, a las ‘montañas’ de basura que ocupaban la mayor parte de su pequeña morada de caña, ubicada en la parroquia Banife, del cantón Daule.
A la vetusta vivienda, que más parecía una bodega donde se mezclaban más de cinco toneladas de ropa raída, pedazos de madera, colchones viejos, aspas de ventilador, sacos de yute y hasta lana de ceibo, llegaron el pasado viernes los bomberos de ese cantón del Guayas. Los uniformados se alarmaron por el exceso de desperdicios que se han acumulado allí desde hace 30 años.
La cantidad de objetos de diversas índoles y materiales es tal, que en el lugar no existe espacio para moverse. Solo hay un corredor estrecho que da al dormitorio de las mujeres y que les permite pasar hacia un fogón de leña donde preparan sus alimentos.
Las dueñas de casa explicaron que cada uno de los objetos son sus “reliquias de juventud” y por eso han evitado desecharlas, hasta el punto de que ocupen la mayoría del espacio que tienen para vivir. Otra parte de su ‘tesoro’ fue una herencia de su mamá y sus hermanos, dijo Felícita, quien estaba angustiada porque no quería que movieran un solo fierro de su lugar.
Detalló incluso que parte de los objetos son materiales reciclables que vende para subsistir desde que a su hijo lo encerraron en la cárcel, en mayo del año pasado, por un accidente.
El muchacho era quien las mantenía, pero ahora que no vive con ellas, esto es su único sustento, trataba de explicarles a los bomberos y a la comisaria municipal, María Alcívar, quien también llegó al sitio alarmada por el hallazgo.
OCHO DíAS DE LIMPIEZA
Sin embargo, luego de que los bomberos revisaran las cosas, confirmaron que las ‘reliquias’ no eran más que basura. Muchos objetos han estado allí desde hace tres décadas y son inservibles. Ni siquiera pueden ofertarse como material reciclable.
La comisaria indicó que les tomará ocho días, a partir de ayer, retirar las aproximadamente cinco toneladas de basura que calculan hay en el inmueble.
El mayor Roger Sánchez Barzola, del Cuerpo de Bomberos de Daule, explicó que ellas vivían en una ‘bomba de tiempo’, porque preparaban sus alimentos en el fogón de madera y con ollas de barro, cerca de materiales inflamables. “Esto pudo provocar un incendio de grandes proporciones”, apuntó. Además, precisó que encontraron criaderos de ratones y comadrejas.
Después de dialogar con las mujeres, para convencerlas de deshacerse de su ‘tesoros’, ellas accedieron con tristeza y la limpieza empezó ayer.
Mientras los uniformados botaban lo considerado como desechos, madre e hija recogían botellas de vidrio y plástico para comercializarlas en el centro de Daule. “Los fines de semana salíamos a vender para poder comer y llevarle un poco de dinero a mi hijo que está preso en Guayaquil, por eso teníamos todo esto acumulado, ya que somos pobres y cocinamos en un fogón de leña”, describió Felícita.
Las autoridades les obsequiaron una cocineta y un tanque de gas para que eviten usar la madera. “La acumulación de estos objetos podrían causarles enfermedades”, dijo Alcívar mientras observaba al recolector llevarse de a poco la basura.
Las súplicas al Cristo Negro, ataviado de papel brillante viejo y guirnaldas navideñas, no sirvieron. Felícita también miraba con nostalgia y resignación como lo que había atesorado durante años iba directo al muladar.
ACUMULADORESLas personas que tienden a guardar objetos, a pesar de que sean inservibles, podrían padecer el Síndrome de Diógenes, el cual se caracteriza por el aislamiento voluntario en el propio hogar y la acumulación de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos.
Tal vez el caso más dramático de acumuladores fue el de los hermanos estadounidenses Langley y Homer Collyer.
Ellos llegaron a juntar más de 200 toneladas de objetos de diversos materiales, incluso cadáveres. El caso se dio a conocer en 1947 cuando la policía de Nueva York acudió al edificio donde vivían los ancianos para investigar el hallazgo de un cuerpo.
Cuando los agentes entraron en el inmueble se quedaron espantados con lo que descubrieron:montañas de basura que llegaban hasta el techo, incluyendo 14 pianos, un auto Ford modelo T y los restos de un feto de dos cabezas, pero eso no fue lo peor. Dentro de un sistema de túneles que habían construido para andar entre los desechos yacían los cuerpos de los hermanos, uno aplastado por la basura y el otro muerto de inanición, recoge el sitio web del canal Discovery press web.