Carola Cáceres, GuayaquilTodos los días 4 de cada mes, María Flores se alista para ir al cementerio y encontrarse con su amada ‘Nandita’. Lleva consigo un ramo de rosas, que deposita suavemente sobre la tumba donde permanecen enterrados los restos de su hija desde octubre de 2011, cuando la muchacha murió de una forma especialmente sanguinaria y cruel: a martillazos.
María también acude al camposanto en fechas señaladas como Navidad, San Valentín y, muy especialmente, su cumpleaños, que celebraban el 10 abril.
Para conmemorar el onomástico de la joven invita a las que fueron sus amiguitas más allegadas, compra globos rojos y metalizados con forma de corazón... Es su manera de expresarle lo mucho que la amó, que la ama y que la seguirá amando, pese a que no está físicamente a su lado.
Tampoco se olvida de llevar cientos de pétalos de rosas y, lo más importante, una torta para servir a quienes comparten ese momento de dolor con ella. Pero está convencida de que su hija aún le da fuerzas desde el cielo para que su muerte no quede impune.
LA FECHA MALDITAHace cuatro años y cuatro meses, el corazón de María Flores se rompió para siempre. Su única hija murió fruto de los golpes recibidos con un martillo contra su cabeza, que desfiguraron su bello rostro. Su cuerpo moldeado quedó tendido boca bajo sobre el angosto y estrecho baño de un inmueble ubicado en Lomas de Urdesa, al norte de Guayaquil. Allí habitaba quien, según su mamá, fue su exenamorado y ahora principal sospechoso del crimen: Roberto Campos Crespo.
Desde que María recibió la aciaga noticia del asesinato, no ha encontrado tranquilidad en su corazón. Día tras día, minuto tras minuto, segundo tras segundo, combate junto con su hermano Christian para conseguir que el sospechoso de la muerte, actualmente prófugo, pague por lo ocurrido.
“A veces, pienso que mi hija no descansa porque tiene a su madre aquí, pensando en cómo encontrar al asesino”, reflexiona emocionada.
Para intentar rehacer su vida sin María Fernanda tuvo que recibir ayuda psicológica y tomar una medicación que posiblemente la acompañará de por vida para que la depresión no acabe con ella. Al menos, María siente el amparo de Dios y el cariño de su familia.
Aunque algún día la policía encuentre al culpable de su dolor y su desgracia, ella está convencida de que no alcanzará la paz. Porque aún siente que se levanta todos los días con ella, la visualiza graduada, casada... Todavía le cuesta aceptar que su ‘Nandita’ ya no está junto a ella. Se sentían tan unidas que desde su nacimiento compartieron la misma cama. Nunca se habían separado, ni siquiera para dormir.
Lucha tenazA raíz del asesinato de María Fernanda Fernández de Córdova Flores, su mamá inició una batalla incansable para intentar demostrar que quien la mató fue supuestamente su exenamorado, con quien había terminado una relación sentimental en abril de 2011 y que aún no ha comparecido ante la justicia desde que esfumó.
A su lado siempre estuvo apoyándola su hermano Christian Flores. Ambos realizaron protestas y plantones hasta que consiguieron que las autoridades del Gobierno Nacional incluyeran a Campos en la lista de los más buscados de Guayas.
Los allegados de la víctima incluso añadieron una segunda recompensa a la que ofrecía el Ministerio del Interior por facilitar datos que conllevaran a la captura. Pero ni aun así se ha ubicado al sospechoso.
María y Christian Flores dejaron de movilizarse luego de que Campos fuera llamado a juicio en 2012. Entonces, el proceso se suspendió hasta que este se entregara voluntariamente o se le detuviera. Pero desde entonces, la mujer no se ha quedado cruzada de brazos. Sin que sus familiares lo supieran siguió participando en otras marchas, convocadas igualmente para reclamar justicia por diversos asesinatos. Necesitaba encauzar su rabia.
Ahora está pensando en retomar las movilizaciones y guarda la esperanza de que, esta vez, recibirá más apoyo por parte del Ejecutivo de la República.
Christian, quien adoraba a su sobrina como a su propia hija, piensa que las autoridades han olvidado la búsqueda del sospechoso, que ocupa el puesto número uno de los más buscados en la provincia. Además, existe una alerta roja de Interpol contra él, de modo que también se le puede arrestar en el extranjero.
Pero, más allá de eso, el hermano de María destaca la existencia de un “compromiso verbal” por parte del presidente de la República, Rafael Correa, de que se daría un seguimiento veraz y continuo a este caso, quizás también por la enorme conmoción pública que causó.
“Dentro del compromiso asumido por el presidente, están la Gobernación del Guayas, la Policía Nacional y el Ministerio del Interior, instituciones que deberían reunirse para hacerle una verdadera persecución a este tipo con el objetivo de atraparlo”, destaca. A su juicio, actualmente existen leyes, equipos y mecanismos para conseguirlo.
No obstante, él conserva la esperanza de que algún día Campos deba presentarse ante un juez, ya que cree en la existencia de una justicia divina capaz de todo.
Hablan los abogados“Se encontraron elementos claros”Raúl Llerena, abogado de la familia Flores, cree que las autoridades judiciales llamaron a Roberto Campos a juicio “porque encontraron indicios suficientes, elementos de convicción irrebatibles y totalmente claros de que él la asesinó”.
“¿Cómo puede acosar a un hombre ya maduro una chica de veintipico de años, soltera, agraciada, libre? ¿Qué podría tener un hombre de esas características como para acosarlo? Pero incluso si hubiera ocurrido, de ninguna manera justifica un crimen tan horrendo que conmovió y causó alarma social”, subraya.
Llerena agrega que en este caso hay una deuda por parte de los organismos públicos, incluida la Policía Nacional, “que no lo ha encontrado y cuya búsqueda ha sido infructuosa”. “Si el Estado no se aplica en hallarlo o en delinear mecanismos eficientes para dicha búsqueda, este crimen podría quedar en la impunidad”, augura.
Entre tanto y mientras espera el desenlace, María Flores continuará desahogándose en su muro de Facebook y escribiendo frases como “te amo y te extraño inmensamente, ‘Nandita’ de mi corazón”, dedicadas a ese ‘ángel’ que tiene en el cielo.
“Inventaron agravantes”El abogado Julio César Cueva, quien habla con EXTRAen representación de la familia Campos Crespo y como defensor del procesado y aún prófugo, recuerda que ni él ni los allegados del sospechoso alegaron que este “no tenía un grado de responsabilidad”.
“Lo que nosotros discutimos fueron los agravantes que se inventaron. Artificialmente se hizo creer a todo el mundo que estaban presentes”, critica molesto.
A su juicio, tanto él como los familiares del prófugo demostraron que “era ella quien perseguía a él, que quien quería alejarse era él y quien insistía en que la relación continuara era ella”.
“Probé con fotos y documentos que en septiembre de ese mismo año, ella estaba con él en una perfecta relación. Y también demostré que ella había provocado en esta persona la reacción desproporcionada que tuvo. No fue sin una provocación o, como quiso hacer creer la otra parte, de forma premeditada. Yo demostré todo eso. No obstante, el juez decidió llamarlo a juicio”, cuestiona.
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