lvaro Tumbaco, Naranjal (Guayas)T iene la mirada fría. Su cabeza y cuello desprovisto de plumaje negro, denotan una aparente ‘rudeza’ y ‘mal genio’. Pero todo es ‘pura pantalla’ en ‘Alejandro’, un gallinazo que se ha convertido en la sensación en una comunidad rural, en el cantón Naranjal, provincia del Guayas.
Las mascotas del sector le guardan ‘respeto’ por su aspecto tosco y ‘despiadado’, típico de todo carroñero, pero con los humanos es otro dato. Se ha ganado el cariño de la gente, especialmente de los niños, quienes son sus ‘panísimas’.
Hace dos meses, ‘Alejandro’ como lo han ‘bautizado’ al animal, llegó a este poblado para quedarse. Desde su aparición, el animalito no ha querido irse y su permanencia en el recinto ahora llama la atención de propios y extraños, quienes lo observan todos los días recorrer a paso lento las empedradas calles, o permanecer junto a grupos de personas, sin que ninguna especie se asuste de tenerlo cerca uno del otro.
En ocasiones, el ave descansa en los techos, o sobre el asiento de alguna moto ‘mal parqueada’. Come de la mano de las personas de la comunidad y hasta juega con los niños del sector.
Los vecinos del recinto El Mango, ubicado en la vía que conecta a Naranjal con la parroquia Virgen de Fátima, de Yaguachi, ahora lo consideran como un miembro más. Allí también se ha ganado el apodo de ‘el bacán’.
‘Régimen dietético’Esta ave es carroñera y se alimenta de animales muertos, pero ‘Alejandro’ lleva un ‘régimen dietético’. No come carne; le gusta el tomate, el pimiento, y de vez en cuando le dan camarón. ¡Todo un fino!
Quienes lo conocen aseguran que de carroñero no tiene nada, excepto su apariencia.
Sus parientes suelen estar en grupos, cuando han encontrado alguna presa, pero gallinazo prefiere observarlos desde lejos.
Uno de los ‘amigos’ más cercanos del plumífero es Christian Orellana. El joven, de 20 años, le ha tomado cariño. Se refiere al animal como su ‘pana’. Explica que al principio el buitre era arisco, pero de a poco se volvió dócil con las personas. Fue cuestión de adaptación.
El ave tiene una de sus patas incompletas, dos de sus dedos lucen cercenados. El muchacho bromea al referir que “los perdió en la guerra”.
Hay madrugadas en que el chico se levanta de su cama, porque escucha que llaman a la puerta. Es su ‘pana’ que con el pico hace sonar la madera para que le den de comer.
Asegura que al ave también le gustan las gaseosas y en alguna ocasión hasta bebió cerveza que le pusieron en un recipiente.
Se divierte con los pequeñosCuando tiene ánimo, es amigable, picotea suavemente los cordones de los zapatos de quienes están cerca, contó Emilio Quispilema, un niño del sector con el que suele divertirse en las tardes.
El ave entiende por su nombre. En ocasiones, cuando no está en la barriada, la gente lo llama y el animal aparece como por arte de magia.
A pesar que en el recinto todos lo han bautizado como ‘Alejandro’, su sexo es todavía un misterio. Con el tiempo, probablemente lo descubrirán, si es macho o hembra.
Acercamiento con humanos es ‘inusual y no recomendable’Edelina Aguirre Herrera, médica veterinaria y zootecnista, opina que este tipo de acercamiento entre un animal considerado no doméstico con los humanos es ‘inusual y no recomendable’.
“Quizás se enseñan a la comida que les dan, pero tarde o temprano pueden tener ese instinto y son un riesgo sobre todo para los más pequeños, a quienes pueden causarles daño. Esas aves no pertenecen a nuestro hábitat”, advirtió la profesional.
La profesional, quien labora en una veterinaria, en el cantón Milagro, indica que aves como el gallinazo, también conocido como buitre negro, sucha o zopilote en otros países de Sudamérica, y cuyo nombre científico es Coragyps atratus, considera improcedente este tipo de relaciones con las personas, porque son animales cuya naturaleza es salvaje, y en algunos casos agresivos.